viernes, 22 de mayo de 2009

A la vez apenas visibles y brillantes


Juliet le cuenta a su compañero de viaje las historias que se desprenden de esos nombres. Él le señala el mapa celeste. - Esa es tu estrella. SíGUELA, SíGUELA y encontrarás la Estrella Polar. A Juliet le gustaba que la instruyera, pero también le gustó que le llegara el turno a ella. El sabía los nombres, pero no la historia. Ella le contó de Enopión que había dejado ciego a Orión y éste recuperó la vista mirando al sol. Lo dejó ciego por ser tan bello pero Hephaestus acudió en su auxilio. De todos modos lo mató Artemisa y fue a parar al cielo a por la noche iluminarlo todo.
- Es lo que sucedía si alguien valioso se metía en aprietos: se convertía en constelación.
-Era peligrosa la belleza?
-Ya lo creo.
(fragmento basado en un fragmento de Escapada, de Alice Munro)