domingo, 22 de febrero de 2009

domingo, 15 de febrero de 2009

miércoles, 11 de febrero de 2009

La buena nueva


Nunca me depilé para él, me depilaba ante la urgencia de un turno con la ginecóloga, ahí sí.
Hasta que tuve novia mujer. Ella me besa las piernas cuando cocino, le encanta aferrarse a la izquierda como si fuera un poste que la mantiene a salvo y así aguanta los tiempos de cocción de los alimentos. Para que no la devore la ansiedad. Sin dudas ella se expresaría con perlitas como : "tengo tanto hambre que me comería un caballo" , cosas así de perturbadoras pero que en su boca- la que todo lo transforma- no sonarían mal. Ella no es todavía de mucho hablar. Se maneja con gestos, con sonidos raros, algún que otro noventa por ciento de gritos y con los ojos. Ahí le ves todo. La semana pasada, mientras yo abrazaba a otra se desesperó. Y cuando volví a ella prefirió demostrar el enojo ignorándome. En eso no nos parecemos. A mí me cuesta horror la indiferencia: profesarla, digo. Yo te ezploto todo en la cara, y si no te digo lo que pienso, te digo una maldad, pero eso de quedarme callada...
Ella sí que me gusta cuando calla, en cambio. Bah , me gusta siempre. Por eso ayer le hice su favorito: un plato de tirabuzones con salsa blanca. Los come con la mano a lo salvaje, siempre me pide más, los baja con agua y cuando termina me llama. Corro a quitarle los fideos del cuerpo y listas para el postre. Un danonino vainilla o un cuento mientras hacemos güevo en el sofá.